UNA JORNADA PARA AYUDARNOS A AYUDAR
Col 3, 12-17
Este sábado hemos celebrado la tradicional campaña de recogida de alimentos en la parroquia. Es un día crucial dado que gran parte de los recursos que se utilizan a lo largo del año se consiguen este día. Es bonito ver cómo tantas personas se implican en ayudar a los demás. Sólo me salen palabras de satisfacción y agradecimiento.
Hemos comenzado la jornada como debe ser: con una plegaria y una lectura de la Palabra de Dios con el fin de encomendar e inspirar la jornada. El fragmento escogido ha sido Col 3, 12-17. La Carta de San Pablo a los colosenses es una respuesta a la situación que vivía la comunidad, en cuanto a la mezcla de tradiciones, cristianas y paganas. Son unos versículos muy bonitos que se convierten en un llamamiento a vivir al estilo de Dios. La compasión, la bondad, la humildad, la decencia, la paciencia... En definitiva, un llamamiento a vivir en el Amor de Dios.
Cuando el sacerdote leía la carta, no he podido evitar recordar 1Co 13 que también habla del amor, afirmando que es paciente, no es orgulloso, no tiene envidia, no es altivo... ¡Cuánta razón tiene san Pablo! ¡Y lo bueno que sería que fuéramos capaces, realmente, de poner en práctica estos preceptos!
Es fácil recurrir a estos escritos porque considero que contienen la verdad. Pero, al mismo tiempo, existe el riesgo de hacer una lectura exclusivista de la carta que, en definitiva, acaba siendo reduccionista. Sinceramente, yo me quedaría con lo que dice san Pablo en este fragmento de Col 3, pero he de reconocer que prefiero una lectura holística de la carta para tener una visión mucho más realista. ¿Por qué lo digo, eso? Pues porque igual que el contexto general de la carta es una advertencia a los colosenses, el contexto inmediato nos sitúa en "lo que es de arriba, no en lo que es de la tierra". En este sentido, antes del versículo 12, el apóstol viajero hace referencia a personas que hacen "grandes discursos" (Col 2, 4) o se dejan endurecer por "sus ideas puramente terrenales" (Col 2, 18b). También el apóstol habla de todo lo que es "la sombra de la realidad que tenía que venir" (Co 3, 17).
Por lo tanto, creo que la comunidad cristiana actual es un poco como la de Colosas. Tenemos la amenaza de las grandes interpretaciones (grandes discursos, que decía Pablo) y de la falsedad de algunos/as (imposición de las ideas puramente terrenales) que hacen un flaco favor al mensaje de Cristo. Pero, gracias a Dios, en nuestras comunidades tenemos unos cuantos "San Pablo" que no sólo nos recuerdan qué es seguir a Jesús sino que también lo llevan a la práctica en sus propias vidas. Estas personas han tomado como suyas las palabras que Pablo pronuncia al acabar el capítulo 3: "Todo lo que hagáis o digáis, hacedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (v.17).
La pregunta que nos deberíamos hacer todos es: ¿lo que decimos y hacemos da testimonio de Jesús? ¿O, más bien, responde a nuestros intereses personales? Hacerlo todo en nombre de Jesús significa revisar nuestras palabras y acciones para ver si están conectadas con Jesús. Si no lo están y, por otro lado, teóricamente deberían estarlo, tenemos un problema.
Gracias a todos aquellos y aquellas que, con las mejores intenciones (y con sus limitaciones), se esfuerzan cada dia en ser fieles al mensaje de Jesús.
¡Quien tenga oídos, oiga!
Comentarios
Publicar un comentario