COMENTARIO EVANGELIO DOMINGO 28 DE ENERO DE 2024. Mc 1, 21-28

COMENTARIO EVANGELIO DOMINGO 28 DE ENERO DE 2024. Mc 1, 21-28

Eres el Santo de Dios!




Era shabbat, día de reunirse en la sinagoga. Allí, Marcos dice que Jesús enseñaba con autoridad. ¿Es que los otros maestros no lo hacían? Podría pasar que algunos de los rabinos hubieran entrado en la rutina de hacer referencia solo a la tradición de los antiguos y habían olvidado concentrarse en aquello que había inspirado a los autores bíblicos. Consecuencias típicas de la rutina que hace que se pierda la esencia de todo. Cuando hacemos las cosas de manera automática, pasamos por encima de ellas, superficialmente, y eso quiere decir que no les damos importancia. Me imagino aquellas sinagogas de la tierra de Jesús en las que algunos escribas leerían el Pentateuco como si fueran recetas de cocina, intentando demostrar no sé qué.


De repente, Jesús lee Is 61 y todo cambia. Cuando Jesús se identifica con el Mesías esperado, todos los presentes se indignan (Lc 4, 16-20). No deja de ser curiosa la situación. Mientras los maestros se limitan a recordar lo que se dice en las Escrituras, la asamblea está tranquila porque se mueve en la zona de confort: solo hay que escuchar y, después, hacer lo que convenga... Cuando Jesús va más allá y nos interpela para dar un salto de fe, nos indignamos. A menudo nos pasa eso. Mientras vivimos en un entorno confortable y conocido, a pesar de ser contradictorio, vamos tirando a pesar de los cadáveres que dejamos por el camino. Nos cuesta cambiar porque no estamos preparados para asumir las consecuencias. Quizás ya no sería tan cómoda nuestra vida, no? ¿Quizás ya no disfrutaríamos de las ventajas que ahora tenemos? ¿Nos gusta el prestigio social y lo perderíamos? ¿O quizás es que no tenemos en cuenta las repercusiones que nuestros actos tienen en las otras personas?


Y cuando el gran maestro de la rutina (y la mentira) escucha a aquel que "habla con autoridad", entra en cólera. No hay nada que haga enfadar más al demonio que la presencia de la bondad hecha hombre, que es Jesús. Es la lucha antropológica por excelencia entre el Bien y el Mal.

Hablar hoy de exorcismos parece anacrónico. Lo que no es anacrónico, desgraciadamente, es hablar del mal. El espíritu maligno del evangelio de este domingo no puede soportar la presencia de Jesús porque le reconoce, es el "Santo de Dios" y sabe que ha venido al mundo a librarnos de él. El Maligno puede conocerse a través de la existencia del mal en el mundo porque sus efectos son tan graves que somos incapaces de atribuirlos al ser humano. Con todo, tampoco podemos asegurar que el hombre mismo no sea capaz de llegar a tales extremos de maldad. Sinceramente, conozco a alguna persona que sería el objeto de estudio de una buena tesis doctoral sobre demonología o el protagonista principal de una nueva entrega de la saga El Exorcista. Si William Peter Blatty, que escribió la novela en la que se basa la película, hubiera conocido a esta persona, seguramente la protagonista no habría sido la niña Linda Blair sino otra mujer...


Lo que sí parece es que el Maligno es un ser personal, porque actúa en el mundo. Y lo hace en los lugares y en los momentos menos esperados, precisamente porque no se le espera... Me parece que fue Baudelaire quien dijo que "el truco más grande del demonio es hacernos creer que no existe" y supongo que por eso se hace más fácil la acción del Maligno en el mundo. Por todo ello, siento que lo que da más rabia es que este mal se manifieste en aquellas personas e instituciones que no te esperas. Y también que, aparentemente, muchas veces acostumbre a ganar. Los exorcistas dicen que el Mal sólo puede ganar si Dios lo permite, pero como las victorias de Dios son eso, de Dios, a menudo no las entendemos...


Me pregunto: Señor, ¿por qué no me ayudas a tener una mirada más apreciativa de las personas y de la vida? Quizás así sabría poner luz donde hay tinieblas. Pero también pido al Señor que ayude a las personas que no son lo suficientemente fuertes para descubrir que actuar en el "lado oscuro de la fuerza" no les aporta nada más que una vida mezquina y vacía de sentido.

Lo que querría es que estas personas no pretendan ser referentes de nada para nadie. No me imagino un mundo dirigido por individuos (e individua) que no saben distinguir entre el Bien y el Mal y se divierten denigrando y humillando a la gente usando la mentira y la manipulación para ganarse la vida. ¡Qué pena! Y, ¡qué pereza!


En fin, quien tenga oídos, oiga! Y, si no, ya empieza a ser hora de buscar un buen otorrinolaringólogo...


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