GRACIAS, MARÍA! EVANGELIO 1 DE ENERO DE 2024

GRACIAS, MARÍA! 1 DE ENERO DE 2024












¡Feliz año nuevo! Comienza el 2024, el primer día del año, y lo iniciamos con María. ¿Con quién mejor? No hace falta remarcar la importancia que tiene la figura de la Virgen en la historia de la salvación. Pero, personalmente, me llama la atención como su papel que, obviamente, es principal, no ha necesitado desplazar a nadie. María se ha ofrecido totalmente a Dios, en cuerpo y alma, por el amor que le une al Padre pero sin pretensiones directivas. Ya vimos en los evangelios de Adviento la respuesta de María: "Soy la esclava del Señor. ¡Que Dios haga conmigo como me has dicho" (Lc 1, 38).


María no tenía la misión específica de bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19) como hicieron los apóstoles, pero dice el evangelio que "guardaba todo esto en su corazón y lo meditaba". Aquí tenemos una mujer humilde y llena del amor del Señor! Hay un libro muy interesante sobre María que se titula "Maria, mare verge" del P. Jordi M. Bou i Simó que habla, entre otras cosas, sobre la humildad de María y me gusta mucho. Hay un fragmento en el que hace algunas definiciones sobre la humildad y querría detenerme en una de ellas. Afirma, literalmente, que "la humildad es contraria a lo falsario, al hipócrita y al orgulloso" (pág. 58). Y lo dice porque la humildad es comparable a la verdad, a la sinceridad y a la nobleza. ¡Me resultan palabras tan bonitas pero tan fáciles de falsear! Y es más grave cuando las personas las usan, con el engaño, siendo conscientes de que hacen todo lo contrario a lo que predican...


¡Qué desprecio hacemos a María y, por extensión, a Dios mismo! No tengo claro quién decía esta frase: "Nadie se hace grande haciendo sentir pequeños a los demás. Grande es aquel que ayuda a crecer a todos los que están a su alrededor", pero María es quien es, precisamente, porque fue consciente de su humildad y nos mostró que "el que entre vosotros quiera ser grande, que sirva a los demás" (Mt 20,  26). Lástima que hoy en día haya personas que se comprometan públicamente a permanecer al lado de María, pero vivan, con prepotencia, a años luz de estas pretensiones...


María, Madre de Dios, que nos amas tanto, ábrenos los ojos a la humildad, a la verdad, a la sinceridad y a la nobleza. No permitas que nuestra debilidad sea un obstáculo para caminar a tu lado y al de Jesús. Danos fuerza para luchar contra las heridas que provocan la hipocresía y la falta de empatía, y consuelo cuando nuestros esfuerzos no den el fruto deseado. No permitas que nunca olvidemos tu ejemplo de dedicación y entrega.


¡Quien tenga oídos, oiga!



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