COMENTARIO EVANGELIO DOMINGO 25 DE FEBRERO DE 2024. Mc 9,2-12
Este es mi hijo amado. Escuchadle!
La Transfiguración significa lo que Dios es. No es fácil hacer una explicación con las exigencias empíricas del mundo contemporáneo, porque a lo largo de la historia ha sido un reto intentar describir lo mejor posible a Dios, empezando por el respetuoso adonai hebreo hasta el punto de utilizar el lenguaje de la teología positiva o negativa del Pseudo-Dionisio bizantino. No sé si vale la pena entretenerse mucho en buscar las palabras adecuadas. Quien tiene experiencia en la lectura de obras de escatología o metafísica sabe bastante bien que es una gran aventura conceptual. Con todo, yo creo que lo mejor que podemos hacer para conocer a Dios es estar atentos a sus obras. Son muy claras las palabras de Lc 6,44: "Cada árbol se conoce por su fruto: no se recogen higos de los espinos ni se vendimian uvas de las zarzas". Su paralelo sinóptico Mateo, en el capítulo 7, versículos 15 al 20, ampliaba la recomendación afirmando: "¡Cuidado con los falsos profetas! Vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces". No digo nada respecto al versículo 19... Pero sí diré que, desgraciadamente, conozco algunos espinos y algunas zarzas y, efectivamente, ninguno de ellos ha dado ni higos ni uvas.
Y es que, a menudo, los discursos teológicos se hacen difíciles de entender. Es cierto que es más fácil analizar un texto que convertirlo en el eje fundamental de nuestra vida. Es fácil explicar algo aunque no te lo creas, es un simple acto de la inteligencia, pero es muy complicado vivir aquello que no crees. Supongo que, por eso, Jesús llama a Pedro, Santiago y Juan porque quiere que vayan más allá de los discursos. De hecho, no es la primera vez que les llama. En el episodio de la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5,35-42) y en la plegaria en el huerto de Getsemaní (Mc 14,32-33), Jesús interpeló directamente a los tres para que fueran con él. No tengo claro las razones de esta coincidencia. ¿Quizás Jesús estaba viendo que los tres apóstoles se estaban empezando a acomodar y les quería abrir más los ojos? Pensad que Jesús era un personaje emblemático y, a pesar de las envidias que provocaba en aquel tiempo, había sido capaz de promocionar a muchas personas (mujeres públicas, cobradores de impuestos, enfermos...). ¿Quién no se sentiría a gusto junto a un hombre como aquél? Aunque también existe la posibilidad de que Jesús se quisiera asegurar un testimonio objetivo, reuniendo a tres personas que dieran fe tal y como determinaba la Ley de Moisés.
Cuando Jesús se transfigura, se revela su verdadera naturaleza. Moisés es la Ley, Elías es el profeta. Jesús es el cumplimiento de la Ley y de los profetas. Es el resumen perfecto hecho Hombre de las Escrituras. La Transfiguración es otra manifestación de la familia Trinitaria, arraigada en la Historia de la Salvación. Sea como fuere, los discípulos quieren quedarse con él en la montaña. Parece que no han entendido nada. Jesús no les ofrece una vida cómoda, como la comodidad que darían las tres chozas en un entorno natural envidiable. Les pide que corran riesgos, que luchen por la justicia y que estén atentos a las necesidades de los demás. Arriba, en la montaña, ¿a quién podrían atender? A veces pasa que los hombres queremos ir tan arriba, a la montaña del Señor, y subimos tan alto que nos dejamos al Señor abajo. Eso era lo que, inconscientemente, creo que estaban a punto de hacer Pedro, Santiago y Juan, subir demasiado arriba. Por eso, Jesús les detiene y les da un baño de realismo. Bien, de hecho, quien les detiene es la voz de la nube. Una presencia que es el Pepito Grillo de Dios, que nos recuerda que es una actitud egoísta hacer tres chozas mientras el mundo sigue girando la cara a Dios.
Es fácil construir chozas y vivir tranquilos, en un entorno de seguridad como el de Jesús, pero eso no es posible cuando más abajo hay gente que sufre. El cordón umbilical sólo sirve nueve meses... Que veo corrupción y abuso de la fuerza... ¡vamos a hacer tres chozas! Que veo hipocresía y engaños... ¡vamos a hacer tres chozas! Que veo personas que utilizan a los demás en su propio beneficio... ¡vamos a hacer tres chozas! Que veo gente manipuladora... ¡vamos a hacer tres chozas!
Si estamos esperando que una voz salga de la nube y nos diga que hagamos algo, pongámonos cómodos... Quizás ahora las nubes son las personas que se sienten frustradas, tristes y desanimadas cuando viven en propia carne la injusticia y nadie hace nada para ayudar. Mientras tanto, continuamos discutiendo, como hacían Pedro, Santiago y Juan mientras bajaban de la montaña, en lugar de hacer algo para cambiar las cosas.
¡Quien tenga oídos, oiga! (o busque ofertas de sonotones)
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